martes, 11 de diciembre de 2012

Alma en pena

Les comparto este texto, basado en una pesadilla; que a pesar de su mala redacción  ya que lo escribí mientras transcurría el año 2008, quisiera que le den un vistazo para que vean cuanto e avanzado en mi forma de redactar.


Alma en pena

Como siempre solo, en esta casa enormemente que mis pasos se escuchan como poderosos ecos en una cueva profunda, pero como paso tanto tiempo así ya estoy acostumbrado y verdaderamente casi no me importa.
Me senté en el sillón que queda justo al lado de la puerta principal y como esta es la única que dejo abierta, me percato de inmediato si alguien entra o no. Prendí la TV y fijé la señal en el TVN, que es uno de los canales que más me gusta por su variada programación.
Todo marchaba bien hasta que… Sentí una leve risa a mi lado como si se tratara de la de un niño, me giré a mirar lentamente y allí estaba un pequeño de aproximadamente cuatro años sentado, mirando TV junto conmigo.
No es raro que niños pequeños vaguen por todas las casas, pero a este pequeño nunca lo había visto en mi perra vida y créanme que en este lugar donde yo vivo todos somos familiares y nos conocemos, asique este pequeño debe ser de algún visitante, al menos esa fue la respuesta que yo me di para no sentir miedo innecesario.
El pequeño parecía muy tranquilo, sentado allí a mi lado, y no quise decirle nada, solamente para ver si se iba solo, pero el tiempo pasaba y él no se movía de allí.
-Oye ¿tus padres no te están buscando? Le dije, pero él solo me miró de forma curiosa, como si no me hubiese visto. Comencé a sospechar. Me puse de pie, lo tomé de la mano y lo conduje hasta la puerta, la abrí y con algo de fuerza lo saqué a fuera creyendo que los padres lo podrían estar buscando, cerré la puerta y esta vez le puse seguro solo para evitar todo problema con los padres del chico, luego y con la misma calma me devolví a sentarme al sillón para continuar viendo TV como antes.
Me relajé nuevamente y cuando cerré mis ojos para dormir un momento con la tele prendida, la risa del pequeño nuevamente estaba a mi lado. Abrí deprisa mis ojos casi temblando y allí estaba nuevamente el pequeño sentado a mi lado, pero esta vez solo me miraba fijamente sin perderme de vista por un momento y se reía de mi a donde me estaba quedando dormido con la tele encendida.
Ahora sí, un escalofrío cruzó toda mi espalda mojándomela desde arriba hasta abajo. El chico había vuelto a entrar sin abrir la puerta y además todas las puertas y ventanas estaban cerradas, esto solo podía significar una cosa, el pequeño no era de este mundo. Me di un fuerte golpe con mi puño derecho para poder razonar y llegué a otra respuesta, el chico había roto una ventana y entrado.
-Oye, quiero que me esperes aquí, sin moverte, yo voy y vuelvo de inmediato.
Me puse de pie y revisé una por una las ventanas y todas estaban intactas, luego continué con las puertas y todas estaban cerradas con seguro asique nadie podría entrar sin que yo me percatara, pero este chico ¿Cómo demonios entró?
Volví al comedor y el pequeño aun estaba sentado allí en el sillón mirándome. Le quité el seguro a la puerta de adelante y lo volví a sacar fuera, pero esta vez ocurrió algo inesperado, el pequeño se tropezó y al caer al cemento de la entrada se rompió el cuello y por lo que se veía murió al instante.
-Ho demonios. Tomé el cuerpo del pequeño muerto de miedo y cerré nuevamente la puerta, para lograr verificar lo que yo estaba pensando y al momento de tocar su pecho me percaté de que su corazón había dejado de latir.
Ya estaba metido hasta las mismas patas en este problema y para salvar mi cuello, tomé una bolsa de basura negra y metí el cuerpo dentro, luego y aprovechando que ningún vecino estaba en su casa, Salí y tiré el cuerpo del pequeño en el canal que pasaba por fuera. Verifiqué que se hundiera por completo y entre nuevamente, pero abrí una cortina y me quedé mirando hacia fuera justo al canal para ver qué demonios ocurría si alguien pasaba por fuera y lo veía.
Me quedé por arto rato allí mirando y ocurrió lo más asombroso que había visto en toda mi vida… ¡El pequeño estaba saliendo de las aguas con la bolsa en la cabeza! Y venía justamente hacia dentro nuevamente.
No sabía que a ser y por el susto solo pensé en algo que seguramente me sacaría este problema de encima. Corrí a la cocina, tomé un cuchillo y Salí sin que él alcanzara a entrar, aproveché que aun tenía la bolsa sobre la cabeza y lo degollé para que muriese realmente, pero ocurrió algo que me dejó aun más impactado y marcado ¡su cabeza cayó al piso cortada de su cuerpo! El cuchillo que usé solo debería haberle cortado la garganta, pero en vez de eso le cortó todo como si se tratara de una poderosa espada filosa.
Sabía muy bien que nadie me creería esto, asique tomé el cadáver con mi mano derecha y la cabeza con la izquierda y los fui a arrojar nuevamente al canal, pero esta vez solo caminé unos pasos hacia mi patio y me quedé allí mirando qué demonios ocurría y nuevamente estaba ocurriendo.... El chico se levantó sin su cabeza dentro del canal, soportando el agua que venía bastante fuerte y caminó a buscar su cabeza cogiéndola con su mano derecha.
Ya, esto era lo último. Recordé que mi padre dejaba el hacha en el patio y corrí a buscarla. La empuñé sin piedad alguna, pues esto ya no era un niño, si no algo más. Volví hasta la orilla del canal y antes de que el pequeño lograra salir le di un hachazo cortando su dorso a la mitad.
-Eso debe ser suficiente. Mi respiración estaba acelerada y mi corazón latía tan fuerte que por un momento creí que se saldría por mi boca.
Me dejé caer al piso de rodillas y el pequeño se comenzó a mover nuevamente, pero ¡su dorso estaba a la mitad! Esto no parecía importarle, ya que movía sus manos y piernas como si estuviese bien.
Me puse de pie nuevamente, levanté el hacha y esta vez estaba decidido a dejar solo pedazos de este supuesto niño pequeño. Di seis hachazos seguidos y el cuerpo del pequeño estaba totalmente destrozado en el agua del canal, que estaba totalmente enrojecida por la cantidad de sangre derramada por el pequeño.
Al fin todo acabó. Mis piernas y brazos temblaban. Dejé caer el arma homicida al piso y me quedé allí viendo lo que había hecho, pero cuando iba a darme la vuelta para volver a mi acogedora casa, vi como la mano derecha del pequeño estaba subiendo la orilla del canal, con mucha vida a pesar de que eran solo pedazos flotando en las aguas.
La respiración se me acortó, el corazón me dejó de latir y mi cerebro dejó de mandar mensajes a mis miembros para lograr mantenerme en pie. Mi vista se nubló totalmente y ocurrió lo que debía ocurrir…
-Pequeño… Agua… Hacha… Canal…
Nada, solo una poderosa oscuridad y sentí que me quedaba sin fuerzas para lograr reaccionar ante esto.

Fin

Este aterrador relato fue una de las pesadillas más terroríficas que en mi vida he tenido. 

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