lunes, 10 de diciembre de 2012

Como conocí a mi amor

Ante todos mis lectores, quiero dejar plasmada la historia "REAL" de como conocí a la persona mas importante de mi vida.








Como conocí a mi amor

Este hermoso año “2010”, yo juraba que iba a ser uno de los peores años de mi carrera como estudiante de masoterapia, pero no fue así…

Corría mi segunda semana de clases. Un odioso día lunes.
Para mi amada suerte la jornada se acabó muy rápido; Fui a almorzar al comedor del internado y ya una vez ya libre me dirigí a la sala de estar, para descansar un momento, ya que el sueño me consumía.
El sillón más cómodo de la sala de estar estaba ocupado y como no me quedaba de otra me senté en el del frente. Este sillón rojo era bastante incomodo, pero era eso o vagar por los estúpidos pasillos de esta wea.
A mi lado estaba una chica pelirroja bastante bonita. Pensé por un momento en meterle conversa, pero no se me ocurría que preguntarle, hasta que de pronto ella cedió y la platica comenzó bastante fluida entre nosotros.
Se llamaba Angy.
Parecía una conocedora de todos los temas que se pudiesen hablar. Filosofía, música, psicología, ETC.
Esta plática continuó hasta altas horas de la tarde, y no me aburría y por lo que se lograba ver ella tampoco, lo cual era mejor para ambos, ya que al parecer no teníamos nada mejor que hacer.
Cerca de las 16:30 PM dos chicas más hicieron su entrada en la sala de estar. Estas eran Elisabeth: Una joven estudiante de masoterapia y Reiki. Y junto a ella Carola: Una belleza que desde que la vi la semana anterior me había dejado cautivado con su inmensa hermosura. También estudiante de masoterapia.
Cuando las vi pasar recordé ese día en la hora de almuerzo en la que le pregunté ciertas cosas a Carola. A pesar de sus “veintisiete” años y de que tenía una hija de “cuatro” años, esta preciosa rubia me tenía bastante loco. Tanto que cada vez que la veía por ahí me debía volver a verla. No sabía que tenía con exactitud, pero si algo lo tenía bien claro, ella me sacudía el piso.
Al momento de entrar se ubicaron en un sillón pequeño del frente. Al instante mis ojos se fueron hacia la rubia. Su cuerpo delgado, esa piel clara, o aquella voz tan suave, no sabía que me gustaba, pero si tenía clarísimo una sola cosa… Aquella chica era una mujer prohibida para mí. Una gran distancia existía entre ella y mi insignificante ser, y esa era la división de años entre nosotros. ¿Quién pescaría a un pendejo de “diecinueve” años? Me pregunté cruelmente, ya que dudaba de mí y no era capaz de llamarle la atención al menos para intentar algo, pero preferí dejar todo así, pues ella era solo un amor platónico.
No solo estaba la división de edades, si no también estaba su hija. Ella nunca querría a un estúpido adolecente que ni siquiera podría mantenerla a ella o a su pequeña hija. Esa respuesta me di para intentar sacarla de mi camino y jugar con otra tonta.
Me dispuse a continuar preocupado de la plática con Angy, pero mis ojos seguían allí pegados con ella.
Saqué mi celular de mi bolsillo y le comencé a mostrar mi música a la chica pelirroja. Esto resultó por un momento, ya que al fin mis pupilas se habían descolgado de la rubia y se posaban en el rostro de la pelirroja.
-Luis ¿Me pasas música? Me preguntó la Eli con un tono un tanto alto, quizás por la distancia que había entre nosotros.
-Bien, pero yo hago trueques. Le respondí con las intenciones de no pasarle nada.
-¿La tienes en tu PC? ¿Verdad?
-E… Sí…
Creí que me había metido en líos por haberle respondido eso, pero esto me jugó una buena pasada…
-Oye ¿me dejas ver tu música? Me preguntó Carola colocándose de pie.
Esto era un gran inicio, pues con esta oportunidad solo debía jugar una carta buena y la iba a tener a mi lado.
-Bueno. Respondí con un tono bajo, solo para que no se percatara su amiga que realmente ella me interesaba.
Se aproximó a mí y se sentó a mi costado izquierdo, saqué mi PC y al momento de presionar el botón para que prendiera clavé de inmediato mis ojos en su ser. Realmente me hacia sudar frio con su belleza, algo poseía en su cuerpo o su piel que realmente me tentaba a mirarla, olerla o tocarla, pero con mucha suerte solo la miraba, ya que su presencia tan cerca de mi me colocaba muy nervioso, y mucho más ahora que la tenía tan cerca y solo para mí.
Le pedí unos audífonos a la Angy y me puse a revisar mi música junto con ella. Mientras los temas corrían y corrían mis ojos se deslizaban con bastante suavidad por su rubio cabello brilloso, su rostro de perfecta figura, sus brazos y hombros descubiertos, su pequeño busto, su abdomen, sus delgadas piernas y también sus pies; La recorría entera, sin poder negarme, era algo superior a mí.
De pronto todo lo hermoso acabó cuando la Eli le dijo que fuesen a fumar.
-Bueno, ya. Respondió Carola a la invitación.
Cuando se puso de pie mi paraíso acabó. Se iba lejos su figura y ya no la podría continuar disfrutando a mi lado.
-Luis, anda con nosotras. Me dijo la Eli.
-E… La pensé mirando a la Angy. ¿Y tú?
-No, yo me quedo, anda tú si quieres, pero yo me quedo. Me respondió la Angy con tono firme.
-Ya po. Insistió la Eli.
-Anda no más, no te preocupes por mí, nunca salgo. Me dijo la Angy apoyando a la invitación de la Eli.
-Sí, ven con nosotras, ella nunca sale. Dijo Carola con tono tierno.
Bueno, sinceramente no sé si fue con tono tierno, pero su voz siempre me sonaba tierna y esto fue lo que me dio fuerzas para responder a la invitación.
-Bueno iré, pero primero debo ir a guardar mi bolso. Respondí colocándome de pie…

Salimos del Hellen Keller. Yo iba al medio, como las dos chicas no veían nada venían tomadas de mis brazos, una por cada lado. La Eli me venía metiendo conversa, pero a pesar de que le respondía mis ojos siempre iban concentrados en Carola. Algo tenía que me mantenía prendido de su belleza.
Salimos de la cuadra del colegio, cruzamos la calle y nos dirigimos a una pequeña plaza que quedaba justo en una esquina. Al llegar allí nos sentamos en un escaño que quedaba a espalda con la calle. Carola se sentó al medio, yo a la derecha y la Eli a la izquierda de ella. La Eli sacó el último cigarro que le quedaba como arma viciosa y un encendedor.
-Pucha guachita, es el último que me queda. Le dijo la Eli a la Carola con un tono un poco deprimente, pues la había invitado a fumar y no le quedaban más cigarros.
-No importa, dame unas piteadas y listo, no tengo muchas ganas de fumar. Respondió Carola.
-Bueno guacha.
Yo solo guardaba silencio mirando hacia el frente.
Comenzamos la plática con la Eli. Me empezó a contar de su curso de Reiki. No puedo negar que era un tema muy interesante, pero yo tenía algo mucho más placentero que hacer, y eso era continuar deslumbrándome con la hermosa figura de Carola.
No supe cómo, pero de un minuto a otro mi mano izquierda acabó en la cola de Carola. El resto de su cabello estaba tomado por un gran pinche y la cola le caía hasta la mitad del cuello. Mis dedos acariciaban sus cabellos casi uno a uno, con mucha suavidad. Este parecía como si estuviese compuesto por puras pelusas, pues era tan delgado y a donde también era tan poco. Continué allí pegado con sus hermosos y suaves cabellos rubios sin poder despegarme hasta que… ¡Ella se quitó el pinche! Soltando su cabello. No lo podía creer, era como si ella realmente disfrutara el vaivén de mis dedos en sus cabellos. Ahora podía recorrer aquellas suaves pelusas desde sus puntas hasta la raíz. Mientras tanto la plática continuaba sin demostrar nada.
Sinceramente, que bueno que la Eli es ciega, ya que de esta forma no lograba ver mi estúpida expresión al tocar el cabello de su amiga.
Algo dentro de mi interior me recorrió por completo y no supe exactamente en que momento, pero cuando me percaté la tenía abrazada por los hombros, luego de eso le cogí la mano derecha con mi otra mano. Ella sin decir nada solo se comenzó a dejar llevar de apoco y se comenzó a acercar a mi cuerpo lentamente.
Todo ocurría mientras continuaba hablando con la Eli.
Ya estaba apegada a mi cuerpo y con mi mano izquierda bajé un poco, cogiéndola por debajo de su brazo izquierdo. Una vez ya de esta forma pasé mi mano derecha por su abdomen, cogiéndola firmemente. Era como un sueño, ya que al instante de tenerla de esta forma ella me dio la espalda y se acomodó en mi cuerpo, apoyando su nuca en mi hombro izquierdo. Ya en esta posición lograba tener de mucho más cerca su hermoso rostro y sin darme cuenta de mis acciones apoyé mi mentón en su hombro derecho, logrando de esta forma atrapar con lujo y detalle su delicioso aroma. Algo me tenía más que loco de su ser y ni siquiera lograba saber que era.
La comencé a apretar más y más, hasta que llegué a un punto en el cual apoyé mi mejilla izquierda contra su cara.
Yo creo que la Eli ya se había percatado de esto, pero no quiso decir nada para no intervenir en lo que estaba ocurriendo.
De pronto el rostro de ella se giró hacia mi lado y con la suavidad más alta que logré usar, apegué mis labios contra los de ella. Este primer contacto fue algo extraño, hubo un roce principal en el cual sentí por un momento que mi alma se había despegado de mi cuerpo, pero no era así, ya que solamente se trataba de un leve aturdimiento por los encantos de esta hermosa mujer que ahora se dejaba estrechar en mis brazos. Al mismo tiempo nuestros labios se separaron y pasamos a otro plano, el ligero beso no duró más de cinco segundos, pero para mí fue casi una eternidad. No sabía exactamente a que me sabían sus labios, pero si estaba muy consciente de que era algo que iba mucho más allá de este mundo terrenal. Casi como si ella fuese un ser bajado del cielo.
Nuestros labios se separaron y ella giró nuevamente su rostro hacia donde estaba su amiga Eli.
Yo creo que aquel beso no emitió ningún sonido, pero que a pesar de eso la Eli se percató igual.
El giro de su rostro fue brusco y rápido. Gracias a esto se me pasó por la mente que se había arrepentido de lo que había ocurrido y solté un poco mis brazos para que se corriese si lo deseaba, pero se quedó allí, aun apegada a mi cuerpo.
No lograba entender esto que me recorría mi interior, era como si ella me sacudiese mucho más que solo el piso. A pesar de que allí aun estaba la Eli quise ir por más, creyendo firmemente en mi interior que esta era una gran oportunidad para pasar ratos en las tardes sin aburrirme. La busqué y para mi suerte rápidamente la encontré. Nuevamente allí estaban sus labios. Era un juego muy simple, pero ella era una mujer que sería bastante imposible de tener a mi lado en una relación seria, por eso ya había fijado mi objetivo, y este era el tenerla para mí en mis ratos libres, pues era el juego más fácil que tenía ahora para jugar.
Un beso seguido de otro. Continuábamos dándonos, pero con duración bastante corta… De pronto la Eli se puso de pie.
-Ya, los dejo solos weones.
Ella se marchó un tanto incomoda.
Al vernos solos nos separamos. Ella quedó en un borde y yo en el otro, todo el resto de la banca nos dividía.
-E… No sabía que decir.
El silencio se recalcó en los labios de ella.
-Oye Caro ¿Qué onda? Le pregunté apretando mis manos un tanto nervioso.
-¿Qué onda tú? Me preguntó ella con un tono más inseguro y con una sonrisa en su rostro.
-E… Bueno, yo sinceramente pensé que no me ibas a pescar. Dije aun nervioso, sin poder relajarme por un momento.
-Si no te pescara, no te hubiese respondido. Respondió ella con una sonrisa más remarcada que era realmente hermosa y deslumbraba con su intensidad.
-E… Estaba marcando ocupado.
-¿Ho no?...
-Creo que sí.
-¿Lo ves?
Después de eso sin decirnos nada más nos continuamos besando allí en la banca.
En un momento separé mis labios de los de ella por una distancia considerable y ella comenzó a hablar entre una cortina de nerviosismo e inseguridad recubierta por una estela de placer momentáneo.
-Das besitos cortos. Me dijo ella con un tono más parecido a un susurro, que escuché sin dificultad alguna, pues toda mi atención estaba en ella.
 -E… Bueno, sí.
-¿Por qué?
-E… Creo que no se, Ho… Puede que sea porque estoy un poco nervioso… ¿Por qué? ¿Te gustan largos?
-Sí, me encantan.
-Entonces voy a tener que aprender. Respondí apegando nuevamente mis labios con los de ella.
Nos quedamos el resto de tarde allí juntos, disfrutando este momento que se nos daba. Cerca de las 19:00 PM nos fuimos de la plaza al colegio para cenar y sinceramente en ese momento pensé que esto solo había sido un sueño de un día y que no se presentaría nunca más, pues para mi gusto ella era bastante perfecta para mí; Pero no fue así ya que esto solo fue el comienzo de algo mucho más grande.

Fin 

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