Contado directamente de la boca de Carola, logre atrapar entre las lineas este acontecimiento que le ocurrió al tío de ella.
El amanecer del perro fantasma
Había
un silencio único, y Carola se estaba levantando para irse al colegio, debía
alcanzar el metro tren de 6:30 AM, con destino alameda; para este propósito
tenía que tomar la primera micro. Tras acabar de vestirse se dispuso a bajar de
la cama y escuchó algo interesante…
--¡Sale!...
¡Sale!... Se trataba del tío Caco, que supuestamente dormía en el comedor.
--¡Sale!...
Esto
era incomprensible para Carola, ya que lo único que podría molestar a su tío
era Biki que dormía en su cama. Biki era la mascota regalona de todos en la
casa, en especial de Carola, y que siempre la acompañaba a dormir y cuando
venía llegando de clases la iba a buscar a la micro; en barias oportunidades
Nadia (la madre de Carola) le contaba a su hija como esta mascota se colocaba a
gemir cuando ya estaba a punto de llegar de clases.
Pero
lo incomprensible era que esta mascota estaba aun dormida y de vez en cuando se
quejaba porque Carola movía mucho la cama al vestirse.
--¡Hmmmmm!
Se quejaba esta perra mestiza de labrador con perdiguero, revolcando su enorme
cuerpo blanco invierno sobre la cubre cama.
Al
fin Carola había acabado de vestirse y cuando se disponía a caminar a la cocina
escuchó el rechinar de las bisagras de la puerta que comunicaba con el comedor,
se trataba de su tío Caco que venía con cara de preocupación.
--Ohe
Carola ¿la Biki está acá? Preguntó su tío con un tono entre preocupación y
susto.
--Sí
tío ¿por qué? Respondió Carola bastante sorprendida.
--Chucha
weón… Balbució el tío. –Yo la sentí allá dentro…
--Pero
¿Cómo tío? si ha estado acá todo el rato la Biki.
--Conchetumare…
Pero si yo la sentí allá dentro.
--Pero
tío, a lo mejor estabas soñando…
--¡No
weón! Si yo estaba despierto, e incluso la eché de la cama.
--Que
raro tío, si la Biki ha estado todo el rato acá.
--Chucha
weón, entonces estaban penando. Y esa fue la última palabra del tío, luego de
eso se giró y se fue a recostar nuevamente, con el temor latente…
Con
la partida de su tío, Carola continuó haciendo sus labores, sin darle mayor
importancia al asunto.
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