martes, 11 de diciembre de 2012

El fiordo de mis sueños

Basado en una pesadilla, una de aquellas en las que te quedas por largo tiempo pensando, intentando buscar algún significado.


El fiordo de mis sueños

De un salto desperté, no supe con certeza de que se trataba realmente pero lo que sí tenía bastante claro, era que había vuelto del mundo de los sueños para incorporarme una vez más a la realidad. Estaba sobre mi cama, boca arriba como siempre, y a mí alrededor una espesa niebla; no comprendía esto, pues dentro de mi habitación estaba aquella niebla siendo que no había dejado una sola ventana abierta. Al sentarme me percaté que tenía un horrible dolor de cabeza y quise remediarlo con algún analgésico; Me puse de pie y aun sin comprender nada de lo que mis ojos veían, me encaminé hacia la cocina, ya que allí debería haber algo para mi molesto malestar. Cogí la manilla de la puerta y cuando la quise girar mis dedos se quemaron… Aquella manilla estaba envuelta en escarcha y el dolor del frió lo sentí en mis huesos.
--¿Qué está ocurriendo aquí? Me pregunté tomándole mucho más peso a esto que sentía y presenciaba.
Me giré una vez más hacia donde estaba mi cama y era realmente sorprendente ¡no lograba ver nada con la niebla! Pero ¿de dónde había salido toda la niebla? Ya mi hogar no parecía estar como yo lo había dejado antes de dejarme seducir por el manto de Morfeo, sino era como si algún extraño portal me hubiese dejado en otra dimensión, mucho más fría y tenebrosa.
Me volví nuevamente a la entrada y esta vez cogí la manilla, girándola a pesar del dolor quemante que me producía la escarcha allí presente en el metal. Cuando ya la tuve abierta, del exterior un helado viento acarició mi rostro…
--¿Cómo puede ser esto? Me pregunté tapando mi rostro con ambas manos, pues el helado soplo me molestaba.
Cuando pude ver el exterior, me percaté de que allí ya no estaba el comedor, como debió haber sido, sino en vez de eso se veía una escala tapizada en escarcha.
--No lo puedo creer… Dije en vos baja mientras me acercaba al comienzo de los escalones.
Llevé mis ojos escala abajo y parecía no acabar, pero si tenía un fin, el largo sendero en bajada terminaba en un profundo golfo, limitado por hielo. Por ambos lados de la escala se encontraban muros congelados y sobre mi cabeza, no era la excepción, ya que el techo igual estaba hecho de hielo. Todos estos cristales que forjaban esta senda tenían algo en particular, y eso era que desprendían un brillo realmente intenso, como si del interior del golfo se levantara un resplandor tan enorme que reflejaría en los muros y en el techo su brillo mágico.
Comencé a descender y mis pies por suerte se adherían fuertemente a la superficie plana, gracias a un par de pantuflas que poseían una espera suela de goma. Tras cada paso un crujido se escuchaba, debido al delgado manto de hielo.
Mis ojos iban fijos en los escalones, ya que si llegaba a pisar mal podría resbalar y caer en picada al golfo y recibir un fuerte latigazo de parte de la superficie fría de las aguas.
Ya avanzado bastante este camino, me percaté de que los cristales que formaban los muros parecían cuadros y me reflejaba en ellos, pero no como estaba, sino como hace muchos años atrás; me veía mucho más niño, con el cabello más largo, incluso hasta con vello facial; era realmente sorprendente ¿cómo podía ser? Se trataban de imágenes perdidas en lo más profundo de mis recuerdos, en aquellos que permanecían sellados. Hasta pude ver vestimentas que ya había perdido hace barios años.
--Que nostalgia. Desviando mis ojos hacia lo profundo del golfo.
Tras montones de recuerdos encontrados, una lágrima intentó rodar por mi rostro y cuando la quise secar resbalé… Al querer recompensar el peso cargándome hacia delante me fui en picada hacia lo más profundo de aquel golfo.
--¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!... Mi vos se sentía como un eco sordo entre los muros de hielo, que retumbaba en mis oídos.
Algo extraño ocurrió… Mis pupilas dilatadas por la caída vieron lo más asombroso ¡los escalones se iban recogiendo! Ya mi destino estaba echado a su suerte, pues todos los puntos en los cuales me podría impactar desaparecían en uno de los muros congelados. Como caía y caía de cabeza, estaba escrito que mi rostro se despedazaría luego del impacto contra la primera capa de las aguas, luego de eso moriría ahogado o de hipotermia.
--¿Qué hice para merecer esto?... No lo puedo creer… Cerré mis ojos y me di por muerto, no sabía con certeza que era lo que tenía que pagar, pero iba a morir y no había vuelta atrás…
Ya quedaba muy poco del recorrido mortal, y lo lograba saber porque sentía la helada brisa de la superficie acuosa más y más cercana a mí. Abrí mis ojos por última vez, ya tenía claro que mi muerte estaba a un delgado trecho y dejé escapar un grito mucho más ahogante y desesperante…
--¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!... Mis brazos se abrieron hacia los costados y mi cabello se agitaba furioso, solo quedaba un instante para respirar por vez terminal…
Y…
Tras un sofocante suspiro me senté en mi cama de golpe… Mi rostro estaba pálido y de mi cuerpo se desprendía un sudor bastante helado; mis manos se aferraron con fuerzas a las cobijas y seguía jadeando con descontrol.
--Uff… Qué alivio, solo se trató de una horrible pesadilla.

Fin 

No hay comentarios:

Publicar un comentario