martes, 11 de diciembre de 2012

La caja

El acontecimiento, y error mas estúpido que e cometido.


La caja

Bueno, nunca me e caracterizado por ser una persona de mano cerrada, por lo mismo siempre que puedo ayudar a alguien lo hago y ya; pero en esta ocasión por ser tan buena persona pasé un mal rato junto con la más incomoda de las experiencias...
Lunes 13 de agosto, la odiosa fecha de mi cumpleaños; en realidad nunca e conocido a nadie que le guste el día del año en el cual te haces más viejo.
Bueno, ahora vamos a lo que nos interesa. El día anterior, o sea el domingo 12 para ser más específico; Angy, la amiga de mi pareja, me pidió por favor que mañana le fuera a buscar una caja que le había enviado su hermano, al chilexpress situado en bandera 200. Por causa de mi buena voluntad, por no decir que soy el weón más grande que existe, le dije de inmediato que bueno... Aunque después de esa respuesta comencé a dudar un poco. Carola, mi pareja, los días anteriores me había hecho show por llegar tarde, por lo tanto si iba por la caja el escándalo que me esperaba al regreso sería enorme, pero frente a mi sorpresa ella me dijo:
-No tengo de otra... Ya, anda no más...
Aunque no sonaba muy convencida de lo que me respondía, ese día nos acostamos temprano, pues debía levantarme a las 6:00 AM.
El día siguiente, o sea el 13 fue un verdadero día de mierda... Y lo digo de forma literal.
Partí como todos los días, rabiando al subir al metro, que para variar venía lleno; continuado de una segunda parte de rabiar con el puto computador del trabajo, que no importa cuántas veces uno reclame, la weá sigue en el mismo lugar. Siguiendo con nuestro lindo día, sacado de un verdadero cuento de hadas, me tocaron varios clientes que eran: Sordos, por lo tanto tenía que repetirles la información entre tres y cuatro veces; prepotentes, obligándome a morderme las ganas de mandarlos a la cresta; y sin mencionar a los que fueron weones a cagar, con decir que al momento de llamar ni siquiera sabían que chucha querían buscar... Ho... Pobre de mi... Bueno con todos esos antecedentes, no es necesario mencionar que estuve de mal genio todo lo que quedaba de día.
Para más cagarla y como si no fuese poco, cuando fui a pedir el jueves 16 de agosto libre, me dijeron que no había posibilidades de que me lo dieran, pero que de todos modos me harían el trámite para intentarlo. Cuento corto con respecto a mi solicitud, me negaron el día... Puta madre... Que mala cuea me gasto.
Durante toda mi jornada de trabajo estuve intercambiando correos con varias personas, una de aquellas era Sandrita. Tenía que ponerme de acuerdo con ella, ya que por no ir al encuentro de natura el viernes pasado, no tenía catálogos para poder seguir trabajando. Nuevamente cuento corto, habíamos quedado de acuerdo con juntarnos al fin de mi jornada, pero porque ella estuvo experimentando con su celular y se lo pitió, me dejó plantado hasta las 17:00... En realidad, fue solo hasta las 16:55, pero como hay una diferencia de cinco minutos, es mejor cerrar la cifra.
Partí hacia el centro y cuando ya iba casi pisando el paseo huérfanos sonó mi celular.
-Haló. Era Débora, mi amiga de la pega.
-Hola Luis.
-Hola Débora ¿cómo estás?
-Bien... Hay alguien que quiere hablarte.
-¿Sí?... Me había dejado desconcertado.
-Hola Luis. Se trataba de la hermosa voz de Sandrita.
-Hola Sandrita. Le respondí mientras escuchaba su risa un tanto nerviosa, que se mostraba así quizás porque creía que estaba molesto.
-¿Dónde estás?... ¿Te puedes devolver? Yo después te voy a dejar a estación central...
-Pucha Sandrita... No puedo, ya estoy aquí en el centro: estoy casi llegando a huérfanos.
-Pucha... Lo siento... ¿Esperaste mucho?
-Casi hasta las 17:00.
-Pucha... Es que me atrasé en mi casa, porque tuve un problema con mi celular.
-Si me di cuenta; la estuve llamando y su celular sonaba apagado.
-Bhu... Sí... Y ¿dónde estás ahora?
-Casi llegando a bandera.
-Pucha... Bueno, para otra vez será; ahora te voy a tener que dejar, ya que estoy llamando desde el celular de Débora.
-¡U!... Ya, entonces hablamos en otro momento para ponernos de acuerdo.
-Ahí te mando un correo.
-Bueno... Ya Sandrita, que esté muy bien.
-Igual tú, chauus.
-Chao.
Entonces corté y seguí con mi camino a la perdición...
Como había averiguado anteriormente la altura en donde se encontraba, me dirigí a la cuadra en donde según yo debía estar, pero no lo encontraba por ningún lado. Entonces le pregunté a un par de muchachas que platicaban bastante tranquilas a la orilla de la calle y una de ellas me dijo:
-Sí, está en la esquina.
-Por la mierda. Pensé sin querer más guerra.
-¿Te vamos a dejar? Me preguntó la muchacha con tono bastante agradable.
Me ayudaron a cruzar la calle y me dejaron en la entrada del chilexpress.
Ingresé y cuando me atendieron me hicieron esperar un buen rato, fue tanto que por un momento creí que no me entregarían la caja o que me dirían algo así como:
-No ha llegado, o nadie a enviado nada al nombre de Angélica Fernández, etc... Con un optimismo total.
Ya cuando me dijeron:
-Firme aquí, para respaldar que usted vino por la caja. Ahí, solo en ese momento me llené de felicidad, puesto que era lo primero que si resultaba durante todo el puto día.
Cuando la tuve en mis manos, corrí hacia el metro, puesto que no me iría en una oruga con semejante responsabilidad; en aquella caja venía un note boock, que el hermano de Angy le había enviado de rio bueno.
En mi camino al metro, me encontré con Domi, que andaba trabajando en lo mismo de siempre, vendiendo los DVD que indican como entrenar a un perro para que tenga buenos modales.
Cerca de las 18:15 llegué al tren y en este momento hice lo peor de que pude haber echo... Meter la caja abajo del asiento.
Como el maldito día había sido demasiado agobiante, ya estaba cabeceando, pero a solo escasos minutos antes de que partiera el tren sonó mi celular... Se trataba de Carola, mi novia. Siendo acompañada por Angy y mi abuela, me llenaron de preguntas con respecto a la caja y como ya estaba casi por ser derrotado por el sueño, le puse un pie encima al paquete, solo para que no se me olvidara que estaba allí.
Cuando la maquina partió de la estación maestranza hacia nos, Carola me cortó... Lo peor que me pudo haber pasado en todo el viaje...
Mis parpados me pesaban enormemente y sentía que el manto de Orfeo pronto me cubriría, sin dejarme huir.
De un instante a otro, únicamente escuché:
-Estación Buin zoo, estación Buin zoo.
Y luego de eso se me apagó la TV...
Tiempo más tarde, escuché a lo lejos:
-Próxima detención estación graneros, estación graneros.
Y tras una mano que me tocó el hombro izquierdo, me levanté lo más rápido que pude, encontrándome en el andén con mi guacho.
-Hola guacho. Me saludó mi amigo.
-Hola pos weón... Aun venía medio dormido.
Me llevó a su casa, puesto que debía esperar a mi madre hasta las 20:30, porque estaba en el gimnasio.
Cerca de las 21 horas, ya iba caminando con mi querida madre por el camino pavimentado, y todo era risas hasta que ella preguntó:
-Luis ¿donde traes la cajita? Tiene que ser muy pequeña, como no la llevas en la mano.
Me detuve de golpe y dije:
-Conchetumare...
-¿Se te quedó donde la tía Marisol? Preguntó mi madre con tono sorprendido.
-No... En el metro...
-¡En el metro! Exclamó muy molesta.
-Sí... Puta que soy weón. Me torturaba por aweonao.
Lo más terrible ´vino cuando llegué a la casa y le dije a Angy que le había perdido su computador. Por un lado fue chistoso, ya que Angy era la única que no estaba enojada conmigo e incluso me abrazó diciéndome que me entendía; pero por otro lado, estaba que les mandaba un rosario completo a todos allí, pues los demás lo único que hacían era putiarme en silencio...
Yo sabía muy bien que la había cagado, pero no era para que me putiaran todo el rato.
Mi tortura terminó cuando don Félix nos fue a buscar a la casa, para ir a ver si la caja aun estaba en la estación de trenes de Rancagua. Al cerrar la puerta y agarrar por el brazo a Angy, me alejé de la casa maldiciendo a todos los que estaban a dentro y que me putiaron.
Al acomodarnos dentro del taxi don Félix nos dijo:
-No se preocupen chiquillos, hay que ir con fe.
El resto del trayecto nos fue haciendo reír.
Para mi gran cuea, la caja estaba allá; la habían encontrado y nos esperaba dentro de un cajón con llave.
Luego de eso, de regreso don Félix se fue tirando tallas todo el camino, producto a eso mismo, Angy y yo llegamos a llorar de tanto reírnos.
En la casa, nos esperaban todos con mejor ánimo, producto a que habíamos encontrado la puta caja, todos se habían tragado todo lo que me dijeron.
Ya, finalmente, y para borrar el mal rato, con Angy casi nos comimos la mitad de la torta. Y así terminé uno de los cumpleaños inolvidables en mi vida.

A continuación voy a recrear los diálogos que inventó don Félix, cuando veníamos de regreso.

Cuando venía en el tren y le puse el pie sobre el paquete y me quedé dormido, comenzó todo.
-Puta Lucho weón ¡baja la pata!
Aprovechando de que yo dormía, la caja maricona se liberó de mi pie y cuando llegamos a graneros comenzó nuevamente el show.
-Ya weona ¡baja!
-¡No!... ¡Yo quiero bajarme en Rancagua!
-Ha, no weí ¡Te bajas ahora conmigo!
-¡No!
Y al pobre del Lucho lo bajaron de una patada por el culo...
Desde abajo del tren.
-¡Ya vas a ver caja maricona!
Arriba del tren.
La caja culiá se dio cuenta de que el tren se iba y le entró el arrepentimiento.
-¡No!... ¡bájenme de esta weá!... ¡Lucho estaba weviando!... No te la echí po weón.
Así por weona la caja llegó a Rancagua y la recogió una de las personas que hacen el aseo.
-¡Suéltame maricón!... ¡Yo me tenía que bajar en graneros!... ¡Luchó!...
Luego la metieron en una maquina, para ver cuál era el contenido, acabando finalmente dentro de un cajón con llave.
-¡Lucho!... ¡Estaba weviando!... ¡Ven a buscarme!... ¡Está oscura esta weá!... ¡Puta weón!... ¡Lucho!...
Y luego llegamos a buscarla y Angy le sacó la chucha a la caja maricona.

Ahora sí, fin

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