Las siete pruebas
Hace
mucho tiempo atrás, el puerco Eric y el guarén Keno, se debatieron a duelo;
querían saber quién era el mejor. Se juntaron en la pocilga de Eric y allí
competirían.
-Keno,
lo aremos así; comenzaremos mañana lunes y alternaremos las pruebas; o sea, una
tú y una yo.
-Bueno.
Y… ¿Quién da la primera prueba?
-Buena
pregunta… Hmmm… Mira, dentro de cinco minutos realizaremos un lanzamiento de
moneda, cara o cruz, y el que gana da la primera prueba mañana.
-Ya.
Yo quiero cruz.
Como
don puerco ya sabía lo que deseaba Keno, preparó una moneda especial. Pegó dos
monedas por el lado en donde mostraba la cruz, por lo tanto, al momento de
hacer el lanzamiento, el resultado fue cara.
Al
otro día, se juntaron en la entrada de la pocilga de Eric. Las pruebas darían
inicio y el puerco la tenía que pensar.
-Mira
Keno, cada prueba valdrá una caja de papas fritas; de la tía gorda de la
esquina, las prepara brutales.
-Bueno.
Y ¿Cuál es la primera?
-Am…
¡Ya sé!... Quien atrapa en menos tiempo al gato obeso de la vecina jabalí.
-Bueno.
-Vas
tú primero.
Keno
saltó la pandereta de la vecina, para ir a pillar al gato. Mientras que puerco
Eric entró a su pocilga, abrió un tarro de salmón y se manchó las patas con el
aceite.
Finalmente,
Keno se demoró veinte minutos en pillar al gato. Luego lo soltó, y cuando Eric
se disponía a saltar la pandereta, Keno se lo quedó mirando raro.
-¿Qué
pasa?
-Huele
a pescado.
-Creo
que el perseguir al gato te dejó medio mal.
-Puede
ser.
Después
de hacer pasar por loco al guarén Keno, Eric saltó la pandereta y en menos de
un minuto pilló al gato; por lo tanto, el puerco comió papas fritas en la cena.
Cuando
llegó el día martes, le tocaba al guarén Keno dar la prueba. Ya la tenía
pensada; tendrían que pillar perdices.
-Esa
es mi prueba Eric, voy primero.
-Sí,
anda no más.
En
frente de la pocilga de Eric, había un potrero gigante y Keno corrió a pillar
una perdiz. Mientras tanto, Eric tomó su cascara celular y llamó a su amigo
Moisés, el aguilucho…
Keno
se tardó cuarenta minutos en pillar una perdiz y cuando le tocó el turno a
Eric, solo se tardó dos minutos.
-¡No
puede ser!... Perdí otra vez.
Así
Eric comió papas fritas nuevamente, y tuvo a dos invitados; a Moisés, el
aguilucho y a Javier, la perdiz. Estos dos habían engañado a Keno; como Eric
los llamó, Javier se entregó en dos minutos.
El
día miércoles llegó. Eric eligió la prueba de lanzar un disco. Él mismo los
preparó; a Keno le dejó un disco de acero, mientras que para él tenía uno de
aluminio. Por el poco peso del último, Eric ganó la competencia fácilmente.
-¡Noooooooooooooooooooo!...
-Keno,
tienes que intentar ser mejor que yo, aunque, bueno… Eres peor que yo y no hay
forma de cambiarlo.
Nuevamente,
Eric comió papas fritas.
Con
el jueves sobre los hombros, Keno quería buscar una forma de aplastar a Eric y
decidió optar por la pesca de pejelagartos. Fueron hasta un estanque y como
Eric sabía que Keno en esto si le podía ganar, habló con Nacho, el cocodrilo, para
que cada vez que Keno metiera el anzuelo en el agua, Nacho le agarrara con su
hocico la cuerda y no lo dejara enganchar ni un solo pejelagarto.
Tal
cual como lo tenía planificado, Eric sacó el primer pejelagarto, ya que cuando
Keno creía que había picado, era arrojado a las aguas por la fuerza descomunal
de Nacho.
-Pucha
Keno, te tocaron peses enormes.
-Al
parecer.
Al
caer la noche, Eric junto a Nacho, comieron papas fritas a un costado del
estanque, disfrutando de la luna.
El
viernes, Eric preparó otra prueba. Domarían a un puma. Tenían que montarlo y
domarlo.
Para
Keno, Eric pidió prestado un puma salvaje del zoológico de la esquina, mientras
que para él, disfrazó al gato de la vecina.
Cuando
Keno fue primero, el puma casi se lo devoró. Llegado el turno de Eric, el gato
disfrazado se quedó tranquilo, otorgando una victoria más al puerco.
Al
caer la noche, Eric se hizo amigo del gato de la vecina, descubriendo que el
minino se llamaba Runrúnyuyuy, y para aumentar su amistad, comieron papas
fritas.
Llegó
el día sábado y Keno tenía una nueva oportunidad de intentar humillar a Eric.
Keno, como era un maestro en arrancar de Ody, el perro mafioso de la población;
la prueba consistía en entrar a la casa de Ody y arrebatarle uno de sus huesos,
con los cuales jugaba cada tarde.
Keno
se tardó siete horas en robar uno de los huesos, pero lo hizo. Llegado el turno
de Eric, el pobre puerquito temblaba entero, ya que no sabía cómo ganar
semejante reto.
Cuando
llegó a la casa de Ody, se percató que el rabioso perro estaba sentado en la
escala de la entrada, esperando a que alguien fuese a robar su hueso. Como Eric
quería ganar fuese como fuese, fue donde el zorro tío Chino y le pidió un
consejo. El viejo zorro astuto, le prestó un disfraz de zorrillo apestoso a
Eric; por lo tanto, cuando el puerco fue por el hueso, Ody al verlo se escondió
dentro de su caza, demorándose solo diez minutos en obtener el hueso.
-No,
otra vez.
-Gané
Keno, asique quiero mis papas con mostaza.
Y
así, Eric junto al zorro tío Chino, comieron papas fritas con mostaza.
El
domingo, era la última prueba. Eric preparó la prueba más sucia; tendrían que
tener una lucha cuerpo a cuerpo con las perras monstruos, o sea la Paloma y la
Chiquita; las únicas hembras que en la población respetaban, ya que cada idiota
que las enfrentaba, terminaban en la clínica veterinaria central de la universidad
católica de los ronroneos.
Cuando
Keno fue a combatir con las dos perras, tuvieron que llamar a help, para que
viniese la ambulancia a buscarlo. Los hámsteres paramédicos, lo subieron a la
parte de atrás de la ambulancia y se lo llevaron en coma. Con esto, Eric quedó
completamente traumado, pero no podía dar pie atrás; por lo tanto y a sabiendas
que las perras tenían que tomar agua antes de la siguiente lucha, Eric les
mescló unas tabletas para dormir en los pocillos. Por esto, Eric ganó el combate
sin luchar.
Al
caer la noche, Eric tuvo que ir a la clínica a buscar el dinero para comer
papas fritas y al llegar a su casa, se llevó la sorpresa de su vida… ¡Todos sus
amigos lo estaban esperando en la pocilga! Para celebrar que Eric era el mejor
de todos los animales, Moisés, el aguilucho; Javier, la perdiz, Runrúnyuyuy, el
gato de la vecina; Nacho, el cocodrilo y tío Chino, el viejo zorro, se juntaron
con él para celebrar en grande, comiendo papas fritas.
Fin
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