martes, 11 de diciembre de 2012

Lunes por la mañana

Uno de mis primeros textos escrito a principios del 2008 y reeditado 2 veces, consiguiendo resultados satisfactorios.


Lunes por la mañana

Desperté tirado sobre mi cama, con la ropa puesta y mojada. No podía entender ¿cómo? Si siempre me preocupaba bastante de quitármela y de dejarla ordenada a los pies para al otro día encontrarla y vestirme rápidamente. Además había una interrogante más ¿porque tenía mi ropa mojada? Eso si era un gran misterio.
Ya, dejé que todo eso quedara así no más; No me quise seguir calentando más la cabeza y me levanté. Al momento de colocarme de pie sentí algo pesado en mi bolsillo y de inmediato introduje mi mano, pero lo que allí estaba me dejó aun más envuelto en preguntas. Se trataba de un puñal… Estaba envuelto en gasas y estas estaban manchadas con sangre…
Algo extraño estaba ocurriendo y de seguro ese algo me quería decir alguna cosa, pero yo no podía entender nada.
Primero, yo sobre la cama y vestido; Segundo, mi ropa mojada; Y tercero, este extraño puñal envuelto en gasas y manchado con sangre ¿Qué clase de mensaje tétrico debía entender?
De un minuto a otro aquellas preguntas desaparecieron de mi mente y unas voces se interpusieron y una rápida reproducción de imágenes se empezó a pasar como una película en mi mente. Esas voces parecían gritos de terror y las imágenes me mostraban a gente sufriendo en medio de un incendio voraz.
Todo se detuvo… Y mi mente quedó en blanco… Ya no lograba escuchar nada. Era mi mundo de paz y tranquilidad al cual siempre había estado acostumbrado.
¿Qué me estaba ocurriendo? ¿Me estaría volviendo loco? No sabía con certeza la verdad.
Me senté sobre mi cama y cuando estaba cantando victoria un nuevo suceso comenzó a pasar… Las puertas y ventanas se comenzaron a agitar como si una fuerte tormenta ventosa estuviese corriendo, pero adentro de mi humilde morada. Estas se azotaban al abrirse y cerrarse; Creo que si me estaba volviendo loco.
Llevé mis manos a mi rostro y me lo comencé a apretar con fuerzas, pues esto que estaba viviendo ahora era realmente extraño, pero para mi suerte todo cesó… Así como repentinamente empezó, también se detuvo.
Me puse de pie y un extraño impulso me hizo caminar fuera de mi habitación; Salí al pasillo de mi casa y caminé en dirección de la bodega en la cual guardaba todo lo que no ocupaba y mis herramientas. Abrí la puerta de esta y me interné en su interior. Era algo muy extraño lo que en estos momentos me estaba ocurriendo, ya que yo solo realizaba las acciones sin órdenes de mí, sino de un algo que se encontraba dentro de mí, pero que yo no lo mandaba, al parecer poseía mente propia y en estos momentos estaba bajo su control.
Tomé una pala y salí de la bodega, caminé por mi pasillo y al momento de pasar por frente del espejo que se encontraba justo al frente de la puerta del baño me detuve… Me giré hacia este, pero al momento de ver mi imagen en el cristal di un grito de terror… No era yo  que estaba allí; El reflejo me mostraba un cadáver… Mi imagen era la de un cadáver,  por lo que se veía estaba completamente quemado, pues se lograban ver con lujo y detalle las marcas hechas por las llamas.
No soporté más esto y con la pala le di un fuerte golpe al cristal rompiéndolo en mil pedazos. Este realmente no era mi día.
Sudando frío me di la vuelta y allí, justo al frente de mis ojos había una mujer; Vestía un hermoso vestido blanco y con su bellísimo rostro me realizó una mueca para que la siguiera. Sin poder evitarlo la comencé a seguir por el pasillo de mi casa, pero mientras avanzaba más y más me daba cuenta de que ya dejaba de ser el lugar que yo conocía, ya que se iba angostando mientras avanzábamos y por las orillas se lograba ver pequeñas flamas que consumían la pared con su débil apetito de destrucción.
Ella seguía al frente, marcándome el camino que debía de seguir yo. Ni siquiera me imaginaba hasta donde me llevaría caminando, pero al fin ya veía el final. Se trataba de una inmensa puerta luminosa que este consiente que vivía ahora en mi interior me obligaría a cruzar en contra de mi voluntad.
Cuando pasé por aquel lumbral me cegué totalmente, pues en el otro lado de aquella puerta existía algo más allá de lo imaginable, algo mucho, pero mucho más allá de lo humanamente pensable; Un mundo que no estaba hecho para los vivos y si yo estaba allí eso solo significaba una cosa, que era mi hora y yo no me había percatado de eso.

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