sábado, 14 de noviembre de 2015

Chateo desde un rincón

Chateo desde un rincón

Y acababa un día más... Había sido un día de mierda, uno de aquellos días en los cuales solo quieres largarte a tu casa; justamente uno de esos días, y sin más opciones Alejandro lo tuvo que terminar...
A lo que llegó a su casa, subió apresurado a su cuarto, pues debía acabar un trabajo que tenía que entregar mañana.
Su madre, consciente de que su hijo se esforzaba al máximo, le pasó a dejar comida, y sin decir palabra alguna, se retiró del lugar.
Alejandro, como tenía la costumbre de todos los días, mientras trabajaba se mantenía conectado al Messenger, y de repente, aunque muy de repente, al skipe y al facebook, para poder enterarse de que caminos seguían sus viejos colegas de colegio. A lo que tuvo el Messenger abierto, se paseó por todos los conectados, y justamente estaba su novia Romina y una persona que no pensó que estuviese...
-Es que no lo puedo creer... ¿Joanna?
Joanna fue una de las mujeres que más lo habían marcado, pues con ella conoció lo que era una verdadera amistad, aunque de primera las cosas hubiesen tomado rumbos diferentes. Pero lo que le sorprendía de esto, era que ella había muerto hace unos años atrás, por una maldita hepatitis fulminante, que con apoyo de su depresión endógena, la acabó, enviándola a descansar eternamente con tan solo veinte años.
-¿Quien estará conectado con la cuenta de ella? Se preguntó el joven, recordando que hasta solo unos cuantos meses atrás, personas que no tenían nada mejor que hacer se conectaban con su cuenta.
Y ocurrió lo más sorprendente del mundo...
Joanna dice:
Hola Jano
¿Tanto tiempo?
Quien lo saludaba tras esa imagen, no tenía idea, pero si deseaba saber.
Alejandro dice:
Hola
¿Quien eres?
Joanna dice:
Yo
jajajajaja
¿Quien más?
Alejandro dice:
Sé que eres tú
¿Pero cuál es tu nombre?
Joanna dice:
Joanna Cerón
Si lo sabes
¿Por qué me preguntas?
Se vio desconcertado, ya que la persona que estaba del otro lado, no tenía ni siquiera escrúpulos como para dejar tranquila a Joanna descansar, pese a los años de sufrimientos con esa horrible enfermedad.
Alejandro dice:
No juegues con eso, ella está descansando
quien quiera que seas, no la molestes
Joanna dice:
Pero si soy Joanna
¿Por qué no me crees?
El joven se comenzaba a molestar, pues ese descarado insistía en que era Joanna, siendo que aquella joven reposaba eternamente.
Alejandro dice:
Ya, vasta de juegos
No es chistoso
Joanna dice:
No estoy jugando amigo
Soy Joanna
Tú Joanna
Alejandro dice:
Bien, si así lo quieres
Tendré que bloquearte
No me dejas alternativa
Joanna dice:
Pero si soy yo
No te estoy intentando tomar el pelo
Realmente soy yo, Joanna
Alejandro se sintió furioso, y como esa otra persona del otro lado no quería decirle quien era, se fue al menú del Messenger, para poder bloquear el contacto de Joanna, algo que le dolía hacerlo. Aunque se detuvo, siendo confundido por lo que ahora le escribía:
Joanna dice:
Me parece tan doloroso que me hayas olvidado...
Yo recuerdo todo...
Como si fuese ayer...
Cuando nos besamos en la sala
Y tus manos bajaron por mi abdomen
Buscando eso que deseabas de mí, y que no sé porqué no tocaste
siendo que te había dado el permiso
Alejandro se sintió engañado... Eso que le decían pensaba que Joana no lo había hablado...
En esa ocasión estuvieron a solas en la sala de clases, sentados uno al lado del otro; y de una forma que ninguno se lo explicó se besaron sin pensar siquiera que los podían ver del exterior. Sus manos bajaron sin ataduras, acariciando y recorriendo sus cuerpos, aunque en ningún instante tocaron sus sexos, pese a que eso buscaban ambos; y se quedó claro cuando las manos del joven acariciaron el cinturón que sostenía el pantalón de ella, queriendo irrumpir en su intimidad, para descubrir que ocultaba la ropa. Luego saltó a sus piernas, gruesas y duras, rosando con su cuerpo los voluminosos pechos de ella, que se mantenían apetitosamente erectos.
Y ella siguió escribiendo:
Y esa vez
En la cual me preguntaste:
¿Por qué no te quitas el polerón?
Y yo
Sin decirte ninguna palabra
Cogí tu mano
Y la pasé por mi exagerado escote
Deleitándote con la magia de mi busto
Eso igual lo recordó... Había sido un día de verano, y estaban en la sala de computación. Él no tenía nada que hacer, y se acercó a ella por la espalda, cogiéndola por el hombro, y le hizo la pregunta; A lo cual ella se abrió el polerón, y quedó a la vista aquel magnifico busto, con un escote tan descarado que permitía distinguir sin mayor problema el tamaño colosal de esos pechos pálidos, que se veían sometidos por el sostén. Y ocurrió aquello... Aferró la mano de él, y la frotó contra su busto, permitiendo que lograse captar la textura de aquella piel tan tersa, y la dureza de sus carnes.
Alejandro dice:
OK
Dime
¿Qué quieres?
¿Burlarte de mí?
Joanna dice:
Claro que no
Jamás lo haría
Alejandro dice:
Dime quien eres, por favor
¿De dónde sacas esas cosas?
Joanna dice:
De lo que queda de mis pensamientos...
Recuerdo que me gustabas tanto...
Pero finalmente te fuiste con ella…
Alejandro dice:
¿Pero que dices?
¡Joanna está muerta!
Joanna dice:
Sí, estoy clara de que ya no estoy en el mundo
Pero  lo recuerdo todo
Como si fuese ayer
Alejandro dice:
Bien…
Dejemos en que eres Joanna
Si es así
Podrás responderme lo siguiente…
Joanna dice:
Haber…
Tenía que buscar alguna forma de atraparla, y esa era haciéndole preguntas de cosas que pasaron con ella, y que obviamente, nadie más supiese.
Alejandro dice:
¿Qué ocurrió el primer viernes que estuvimos juntos?
Joanna Dice:
Aaa
¿Hablas de lo que pasó en el baño?
Y las carnes del joven se enfriaron por completo… Ella estaba a muy poco de responder a la interrogante, que ni siquiera se la había echo con claridad, pero ella la conocía muy bien…
Alejandro dice:
Aun espero la respuesta
Joanna dice:
Te pedí que me acompañaras a tomar agua al baño
Aprovechándome de que era mixto
Y
Antes de salir
Te abracé fuerte
Apegándote contra mi cuerpo
Y como tu tenías menos consistencia que yo
Te arrinconé…
Las manos del adolecente temblaban sobre las teclas, pues todo indicaba que claramente era ella… Joanna… Pero se formaba la interrogante… ¿si realmente era ella, qué quería?
Alejandro dice:
¿Joanna?
Joanna dice:

Soy yo
Tenía que comunicarme contigo
Ya no conseguía soportar que estés con ella…
Yo era para ti
Y tu eras para mi
Debíamos estar juntos…
Alejandro dice:
¿Y Pierre?
Se veía que ese niño te quería mucho
Yo siempre te quise como amiga…
Y si en algún momento pasaron cosas
Era porque tenía cierta confusión
Pero a lo que me di cuenta
Y ordené mis ideas
Supe que te quería demasiado
Pero como mi gran amiga
Joanna dice:
No es así
Tú estabas enamorado de mí
Y lo supe cuando te besé
Alejandro dice:
No…
El chico sintió cierta molestia, pues estaba discutiendo con alguien del otro lado, y que ni siquiera sabía si era Joanna o no… Entonces fue que sentó cabeza, y quiso abandonar toda esta locura…
Alejandro dice:
Ya
Tengo que ir a comer
No puedo seguir hablando contigo
Y
Mas tarde debo terminar un trabajo
En otro momento
Seguiremos hablando
Joanna dice:
Nunca nos separaremos
Siempre serás mío
Alejandro dice:
Hasta luego amiga
Y sin responder, el usuario que hablaba por Joanna, se desconectó…
-¿Qué clase de demente hace algo así? Se preguntó Alejandro, eliminando el contacto de Joanna, pues no tenía intenciones de seguir soportando semejante insulto hacia su amiga, que descansaba tranquilamente en el más allá.
Alzó su vista, observando a través del cristal que el cielo se encapotaba, estaba más que claro, pronto rompería lloviendo.
Al caer la noche, y con la lluvia cayendo a cántaros, Romina llegó hasta la casa de su amado, siendo impulsada por un extraño presentimiento…
La recibió la madre de Alejandro, que tras colgar el paraguas de la muchacha le indicó que pasara al cuarto de él, pues estaba terminando un trabajo.
-¿Y lleva mucho en eso? Consultó Romina, esperando no interrumpirlo.
-Mmm… Algo más de dos horas.
-A bueno, creo que le iría bien un descanso.
-Si Rominita, y creo que estaría contento de verte.
-Permiso tía.
-Adelante hija, ya la sigo con algún bocado.
Romina ingresó con toda confianza, y tocó a la puerta del muchacho, pero este no respondió… Al instante recordó lo que le había dicho su madre, que ya llevaba algo más de dos horas… Era bastante probable de que estuviese durmiendo…
-Bueno… Al menos para verlo…
Giró la manilla muy despacio, seguido empujó la puerta lentamente, para así no hacer ni un solo ruido, que lo molestara. Ya cuando estuvo dentro, y dirigió sus ojos hasta la cama, no lo encontró, y fue aquí, que se llevó la mayor sorpresa… El joven yacía tirado entre la cama y el escritorio, sin signos de estar consciente…
Romina corrió a verlo, y al tener contacto contra su piel, se percató de que estaba fría… Alejandro… Había muerto…

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